China es actualmente el país más
poblado del mundo con 1.420 millones de habitantes que representan
aproximadamente un quinto de la población mundial. Predominio poblacional que
se ha repetido a lo largo de la historia, habiendo alcanzado en alguna ocasión
valores próximos a un tercio de la población mundial y que ha motivado
diferentes crisis ambientales y económicas.
Para evitar crisis similares, el
gobierno chino inició en 1978 una política
de hijo único que contribuyó a disminuir la tasa de fecundidad y a aumentar el desarrollo económico, a la vez
que indujo una serie de efectos secundarios sobre la proporción entre la
población laboral y de jubilados y sobre la motivación reproductiva de la
población.
Efectos que se pensó podrían
revertirse sin especiales repercusiones sociales y económicas adoptando medidas
que favorecieran la natalidad. Pero estas medidas no han resultado eficaces como
evidencia la reducción de la proporción entre la población trabajadora y de
jubilados, el aumento del coste de la educación de los hijos y la preferencia de
la población del éxito profesional sobre el desarrollo familiar, característica
propia del tránsito de sociedades agrarias a sociedades industriales. Resultado
de lo cual se estima que la población de China comience a disminuir a partir
del año 2035.
Mientras, la de India seguirá creciendo
hasta superar a la población de China a partir de 2024. Pues, aunque tanto
India como China han disminuido la tasa
de mortalidad infantil durante la segunda mitad del XX gracias a la
difusión del progreso científico, la tasa
de fecundidad (número medio de hijos por mujer durante el periodo fértil) ha
disminuido más en China que en India acorde con el mayor desarrollo económico
de China.
En África, la población de los
países más poblados (Nigeria, República Democrática del Congo) seguirá
aumentando debido a su elevada tasa de
fecundidad acorde a su bajo nivel de desarrollo económico, y a la
disminución de la tasa de mortalidad consecuencia
de la extensión de la atención sanitaria.
Sin embargo, la población de
América del Norte (Estado Unidos) ha seguido aumentando y seguirá haciéndolo gracias
a la inmigración, mientras que en América del Sur (Brasil) la tendencia es a
estabilizarse.
En el otro extremo, en países de
Europa se caracteriza por un crecimiento natural
(sin contabilizar las migraciones) en descenso debido a su baja tasa de
fecundidad, que no permite compensar siquiera su relativa baja tasa de
mortalidad resultado del aumento de la esperanza de vida.
En
la figura se presenta la variación de la población de países representativos de
Asia, África, América y Europa. El trazo de las curvas anterior a la línea
vertical (año 2019) representan datos
empíricos (Our World in Data), mientras que los trazos posteriores
responden a estimaciones de
Naciones Unidas.